Los constructores del Hospital con el Arq. Carlos Surraco a la cabeza, proyectaron el abastecimiento de agua del Clínicas a través de pozos de agua subterráneos.
Con el tiempo el Hospital pasó a abastecerse con el agua de OSE y el pozo cayó en desuso.
A raíz de los problemas de abastecimiento de agua potable, se decidió investigar si era posible volver a usar el viejo pozo y después un arduo trabajo que incluyó la reconstrucción de parte de las instalaciones antiguas, el agua subterránea volvió surgir igual que 70 años atrás.
Los análisis de la Facultad de Química y de OSE concluyeron que el agua era potable y apta para consumo humano.
Desde ese momento el Hospital de Clínicas comenzó a autoabastecerse de agua para el consumo de pacientes y funcionarios.